Vestigios de una era industrial que alguna vez rugió con el sonido de máquinas incansables, las fábricas cerradas y abandonadas se alzan hoy como monumentos silenciosos al paso del tiempo. Entre muros carcomidos por el óxido y ventanales rotos que dejan entrar la luz difusa del olvido, estos espacios cuentan historias de esfuerzo, progreso y, finalmente, abandono.
La fotografía de estos lugares no solo captura su decadencia estética, sino que también evoca la nostalgia de un tiempo en el que fueron el corazón palpitante de la industria. Ahora, entre sombras y escombros, solo queda el eco de lo que fueron, esperando ser redescubiertos a través de la lente.
